(Elegía para Luis Chataing, inspirada en la carta de amor de Jessica y dedicada a mi amiga del alma Vanessa M.)
Querido Luis:
Ante todo quiero que sepas que desde que te has ido, mi vida no tiene sentido, la has dividido sin piedad antes y después de Chataing (A.C-D.C).
¡Qué felices eran esos tiempos de bachiburrato cuando podía conquistar culitos o quitármelos de encima con tan solo hablar mal de ti! Desde entonces secretamente ya eras una obsesión, tanto, que no podía evitar ver tu cara en la de los otros grandes luises de la historia, como el Rey Sol, El Sol de México (bueno, el que era antes de ti) y el diputado Tascón.
¡Oh, pequeño demonio de Yare! Te exhorto: ¿Dime qué clase de hechizo Azteca (MN$) te ha arrancado del mainstream al que tengo acceso! ¿Cuál luz ($) te ha ayudado a encontrar nuestra identidad iberoamericana!.
Luis: mi desesperación es tal que arranqué una publicidad de Telcel de una Estampas que me encontré en un consultorio de barrio adentro. Frenético recorté a Gilberto Correa porque “Mum-Ra, el inmortal” me da miedo; también recorté a Érika por sia para no pagarle derechos a Paula Abdul. Acto seguido, la pegué con tirro en mi televisor.
Desde entonces tengo un ritual secreto: todas las medias noches prendo una vela y contemplo tu mercadeable expresión sonsa a ver si un día, mágicamente, cobras vida ni tan tarde. Nunca pasa, pero igual tengo la fantasmagoria de que regresas con tu clásico humor ionesquiano, físico y pseudo-intelectual (con gorrito de navidad y todo).
También lo he intentado en cuanta valla te encuentro a lo largo de Caracas, especialmente, en las paradas de autobús. Todo termina en vano porque cuando creo que vas a moverte aparece un caballito (mal parido en Malla) corriendo a la izquierda con el tricolor de fondo (mal animado en Flash).
Al despertarme cada mañana, sólo me queda ver “globoterror”, hablar mal de Chávez, del gabinete y escribir tonterías en las camioneticas. Dime ¿te complaces cruelmente en mi desgracia? Todos los días es lo mismo…
Para mí tus rutinas son ya tan lejanas que casi ni recuerdo el porqué te odiaba, sencillamente, ya es ½ Día en China y todo lo que vino después de “Ni tan tarde” fueron variaciones de un mismo tema, como los afiches del MACSI con el Ávila de Manuel Cabré, es decir, una falsificación en masa de ti mismo (suponiendo que fuiste original)
Chataing: el único punto donde tú y yo coincidimos radica en lo siguiente: nos babeamos por Megan Fox. Perdón, corrijo: el segundo punto donde coincidimos es en que podremos pensar totalmente distinto y en que podré destrozar tu comedia como una peluquer@ destroza un mal peinado, pero -pase lo que pase- siempre defenderemos el derecho que tiene cada uno a decir y hacer responsablemente lo que nos parezca.
Lo mejor de todo chico es que hay un tercer punto de encuentro: los dos somos unos venezolanos caribes que podríamos fumarnos un porrito (en sentido figurado) a las afueras de NVIVO, en una noche de Black Magic Sound cualquiera, para después resucitar comiéndonos una sagrada arepa de queso guayanés en la Casa del Llano, anótalo en tu agenda para cuando vuelvas. Ah, y si quieres también montamos un showsito con mi futuro cuñao de ficción, Andrés Schmucke, para vendérselo a RCTV international, mira que estamos ladrando ¡y parejo!.
Con sinceridad:
Rodolfo Alejandro Ponce
PD: todo el mundo piensa que tienes una mala pava, así que adjunto una muestra gratis de cariaquito morado, un jabón de las siete potencias y un amuleto del Arquitecto de Sueños. Bota el que tenías de Adriana Assi que ya está repiche manito. Se aceptan productos de la cesta básica como parte de pago.
PD 2: al contrario de lo que todo el mundo piensa, yo digo que Venezuela no está preparada para el socialismo, pero sí para ti. Cuando te unas al salón de la fama de los retirados mexicanos junto al PRI, RBD, Fox, Fey y Mercurio; por favor, resiste a la tentación de ser candidato del PAN y regresa a Venezuela. Aquí puedes ser Alcalde Mayor de PAN, ojo, de la harina, porque ¡por esa negra sí que quiere votar el venezolano hambriento!. Eso sí: yo seré el guionista goebbeliano de “Aló Ni tan Tarde”.